Y yo echando de menos mi 150-600…
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Collar de nylon
La semana pasada, durante las vacaciones de Semana Santa, pude disfrutar una mañana haciendo fotos en la Charca de Suárez en compañía del amigo Paco Mula. Es época de cría y con suerte se pueden ver pequeños ejemplares de las distintas especies que anidan en el humedal, como las crías de calamón siendo alimentadas por sus progenitores o los pequeños patitos nadando alegremente en familia por todas las charcas.
También se puede ver algún ejemplar de polluela bastarda, aunque es muy escurridiza y es complicado obtener una toma limpia ya que le gusta moverse entre la vegetación. Más fácil de fotografiar fueron las cigüeñuelas, que ya casi cuando estábamos para irnos decidieron acercarse un poco.Una de ellas tenía en el cuello lo que parecía un hilo de pescar, aunque no parecía molestarle mucho y podía volar con normalidad, esperemos que pueda librarse de él sin hacerse daño.
What the duck
El ánade real o azulón (Anas platyrhynchos) es una especie de ave anseriforme de la familia Anatidae. Que no lo digo yo, que lo dice la Wikipedia, que de esto entiende seguro. Vamos lo que viene a ser un pato de toda la vida. O una pata, que no es por ser políticamente correcto, pero se distinguen bastante. La verdad es que soy incapaz de distinguir un petirrojo de una petirroja, o un colorín de una colorina, ni siquiera un pollo de una… bueno, ya me entendéis, pero aquí está bastante más fácil, no tiene mucho mérito, el dimorfismo sexual es evidente.
Bueno, el que sepa la diferencia, que me diga si esto es un cormorán o una cormorana 😉
NOTA: El título del post viene de una tira cómica que solía leer hace unos años en las que un simpático pato (¿¿o será una pata??) intenta explicar que ser fotógrafo es algo más que colgarse una cámara al cuello. Os la recomiendo What the duck
Refugio forestal de la Fuente del Moral
Llevo muchos días sin pasar por aquí a compartir alguna foto, y es que diciembre ha empezado bastante liado, así que hasta este puente no he podido hacer ninguna salida. Este refugio estaba en la lista de espera de los sitios a visitar desde hace tiempo así que el sábado decidí ir a ver que tal estaba, en compañía del amigo Juan Carlos, al que voy a tener que poner en nómina. Como en las últimas escapadas, el se ocupó del flash interior y yo de la iluminación exterior con la linterna. Optamos por aprovechar la contaminación lumínica de Motril y la reforzamos subiendo la temperatura de color hasta los 10000K, que también nos saturaba más el naranja de los geles utilizados para filtrar el flash. A ver que os parece el resultado…