Más conocido por quebrantahuesos o traducido literalmente buitre barbado, esta impresionante rapaz me ha tenido entretenido este fin de semana pasado. Tuve la suerte de que me invitaran a participar en un encuentro fotográfico de grandes rapaces en el Parque Natural Sierra de Castril, organizado por la Delegación Territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio en Granada y por los responsables del parque, con motivo del día mundial de las aves, y por supuesto, acepté encantado. La idea era poder fotografiar este tipo de rapaces y conocer la carga de visitantes que podría soportar el entorno en futuras actividades, como la posible creación de un observatorio permanente. El sábado nos dirigimos al centro de visitantes del parque natural de Castril donde nos explicaron la idea del proyecto y pudimos asistir a una charla interesantísima sobre el quebrantahuesos por parte de Pakillo Rodríguez de la fundación Gypaetus. Nos explicó como llevan a cabo la complicada labor de criar en cautividad esta rapaz extinguida durante mucho tiempo en nuestras sierras para después poder devolverla a su entorno natural. Nos contó como controlan su posición con GPS o el sistema de decoloración de las plumas para poder identificarlos a simple vista cuando están volando. En las siguientes fotos podéis ver el sistema de GPS colocado en la ‘espalda’ y la distinta coloración de las plumas:
Después de comer, nos dirigimos a montar los hides en el punto de la sierra elegido. Tuvimos que hacer casi una hora por caminos imposibles que solo se pueden hacer con un todoterreno de los de verdad. No me explico como un Land Rover puede resistir tanto y pasar por algunos sitios; hasta nuestro conductor, Jesús, iba con más miedo que nosotros :-). Una vez montados y asegurados los hides emprendimos el camino hacia el refugio de Prados del Conde donde íbamos a pasar la noche. Como os podéis imaginar, pasar la noche en plena sierra en un refugio rodeado de estrellas, para mí quiere decir fotografía nocturna. Tenía localizados un par de sitios, además del refugio que también daba juego. Al final me tuve que conformar este y con la piedra que llaman de las mil pesetas:Entre la cena de chuletillas de cordero segureño y las nocturnas nos fuimos al saco a casi las dos de la madrugada, así que tocaba dormir poco, pero ya se sabe, sarna con gusto… a las cinco ya estaba Javier despertándonos para ir a poner la comida y meternos en los hides antes de que los buitres pudieran vernos. Como todavía era de noche, aproveché para hacer foto de los últimos preparativos:
La suerte no estuvo de nuestro lado y los leonados y quebrantahuesos que estuvieron sobrevolándonos durante un buen rato no se decidieron a probar bocado en nuestra presencia y tuvimos que dar por terminada la actividad sin verlos tocar tierra. La experiencia, a pesar de esto, inolvidable.
Estupenas fotos nocturnas, Rafael. Hiciste bien en aprovechar después de las chuletillas para hacerlas 🙂 Un abrazo
Gracias Paco, pues sí, menos mal que al menos me traje alguna nocturna, los buitres no estaban por posar… Un abrazo!
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