Mi última salida fotográfica fue a principios de año a Cabo de Gata. La idea era hacer el atardecer en el Arrecife de las Sirenas o en algún punto cercano y después si el cielo acompañaba hacer alguna nocturna o al menos dejar alguna localización vista para volver cuando el tiempo acompañase. La previsión meteorológica daba viento de más de 40km/h así que las perspectivas no eran buenas y menos para hacer fotos de paisaje al borde de un acantilado. Hacer este tipo de fotos en esas condiciones es algo engorroso, hay que asegurar el equipo muy bien, cualquier descuido puede hacer que cámara y trípode vayan al suelo, o lo que es peor, que caigan al mar. A pesar de esto decidimos aventurarnos, no habíamos salido en toda la Navidad y ya no nos quedaban días. Al llegar el viento era bastante más fuerte de lo que esperábamos y apenas daba tregua. Mi trípode estuvo a punto de acabar en el fondo del agua y creo que de todas las fotos que hice solo un par de ellas no salieron movidas. Para colmo el atardecer no fue ni mucho menos espectacular. Con este panorama os podéis explicar el título del post… Lo que el viento se llevó además de ser un clásico del cine, ese día fueron prácticamente todas mis fotos, aunque pude rescatar algunas. Estoy tardando en volver.