Llevo algunos días con lío por el comienzo de curso y otras cosas que tengo entre manos y tenía pendiente todavía colgar algunas de las fotos que hice este verano por el norte de España. Huyendo de la ola de calor cogimos el coche y pasando por Valencia y Barcelona (ya os lo conté aquí) nos fuimos a pasar unos días a los Pirineos. El Valle del Bohí- La Vall de Boí- en catalán, es una preciosa comarca salpicada de pequeños pueblecitos de montaña entre bosques, ríos y lagos, y en cada uno de ellos una iglesia románica cuyo conjunto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000. Como os podéis imaginar, con estos ingredientes, los días se me hicieron cortos y me quedó mucho por hacer, pero algo me traje en la tarjeta. Por las mañanas hacíamos una ruta por alguna de las muchas lagunas que se pueden encontrar, aunque el tiempo (fotográficamente hablando) no acompañó mucho, con demasiado sol y el cielo muy raso:
A Ansel Adams se le daba esto mejor. En estos paseos nos cruzábamos con muchísimos terneros y vacas, típicos de la zona . Una de ellas se dejó retratar, pero me tomé demasiadas confianzas y tuve que hacer un quiebro a lo Manolete para evitar una embestida fatal ;-).
Está tomada con un 17 mm a apenas un metro del animal, así que no me extraña que no le gustara mucho la foto…Por la noche me recuperé del susto vengándome de la simpática vaquita dando cuenta de una hamburguesa en el restaurante La Granja en Erill la Vall, un sitio 100% recomendable (la carne de ternera ecológica está impresionante). Antes de cenar hice una parada en la iglesia románica aprovechando la hora azul y los cielos que por las tardes después de las tormentas sí eran espectaculares:
No fue la única iglesia que pude retratar, aunque me quedaron muchísimas por hacer:
¿Habéis visto que ovejita más buena había en Bohí? no se movió en todo el rato… a ver si está ahí la próxima vez que vaya!