Esta semana he estado de viaje. Teníamos ganas de pasar unos días en los Pirineos y de paso quitarnos un poco del calor que azota el Sur. Ya que íbamos hacia el Norte, decidimos hacer una parada en Valencia y visitar la Ciudad de las Artes y las Ciencias. El sitio merece la pena, sobre todo el Oceanográfico, y el conjunto arquitectónico, sin duda impresiona.Lo que hay dentro es igual de bonito, cientos de especies nadando a tu alrededor, como si estuvieras buceando (pero sin el riesgo de que te devore un tiburón o lo que es peor aún, que te pique una medusa).
De estas tenemos en mi pueblo un montón, pero aquí parece como si estuvieras mirando al espacio. Los caballitos de mar son también de otro planeta, y no tan fáciles de ver con el tubo y las gafas…
Cualquier pececillo nos dejaba con la boca abierta
Después de todo el día viendo tiburones, focas, delfines y otros animalillos acuáticos, como no estaba lo suficientemente cansado, volví a ver como quedaban los edificios al atardecer y con la hora azul.
Bastante futurista, no me extraña que la hayan elegido como escenario para rodar parte de Tomorrowland. Para rematar la faena, volvimos a hacer la visita nocturna, aprovechando que en verano el Oceanográfico abre hasta las doce de la noche.
Las salas estaban prácticamente vacías (estaba todo el mundo en el espectáculo de delfines)
Y por supuesto encontramos a Nemo:
Lo de los Pirineos ya si eso os lo cuento otro día… 😉
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