Buscando a Nemo

Esta semana he estado de viaje. Teníamos ganas de pasar unos días en los Pirineos y de paso quitarnos un poco del calor que azota el Sur. Ya que íbamos hacia el Norte, decidimos hacer una parada en Valencia y visitar la Ciudad de las Artes y las Ciencias. El sitio merece la pena, sobre todo el Oceanográfico, y el conjunto arquitectónico, sin duda impresiona._MG_4593_2thLo que hay dentro es igual de bonito, cientos de especies nadando a tu alrededor, como si estuvieras buceando (pero sin el riesgo de que te devore un tiburón o lo que es peor aún, que te pique una medusa).  _MG_4575_2th _MG_4576_2th _MG_4577_2thDe estas tenemos en mi pueblo un montón, pero aquí parece como si estuvieras mirando al espacio. Los caballitos de mar son también de otro planeta, y no tan fáciles de ver con el tubo y las gafas…_MG_4559_2th _MG_4568_2thCualquier pececillo nos dejaba con la boca abierta_MG_4589_2thDespués de todo el día viendo tiburones, focas, delfines y otros animalillos acuáticos, como no estaba lo suficientemente cansado, volví a ver como quedaban los edificios al atardecer y con la hora azul._MG_4602_2th _MG_4608_2th _MG_4610_2th _MG_4623_2th _MG_4625_2th _MG_4628_2th _MG_4629_2thBastante futurista, no me extraña que la hayan elegido como escenario para rodar parte de Tomorrowland. Para rematar la faena, volvimos a hacer la visita nocturna, aprovechando que en verano el Oceanográfico abre hasta las doce de la noche._MG_4633_2th Las salas estaban prácticamente vacías (estaba todo el mundo en el espectáculo de delfines)_MG_4648_2thY por supuesto encontramos a Nemo:_MG_4587_2thLo de los Pirineos ya si eso os lo cuento otro día… 😉

Nuestra Zona Cero

Supongo que es ley de vida, que son cosas que pasan, que tenemos que afrontarlo y  seguir adelante, pero hay cosas que son muy difíciles de asimilar, y esta es una de ellas. El paisaje es asolador, el fuego lo ha devastado todo. Una de las joyas naturales de nuestra comarca prácticamente ha desaparecido. Antes de ayer, Mauri y yo decidimos ir a ver como había quedado el alcornocal de Lújar después del incendio y nos encontramos un panorama descorazonador. Nos convertimos por un momento en los protagonistas de la novela «La carretera» y el paisaje que habíamos imaginado los dos cuando nos leímos el libro se hizo realidad, pero ahora no era ciencia ficción. Se me encogió el estómago y me acordé de mis amigos de Granada Natural, en especial de Lucas y Pepe, que con tanta pasión recorrían estos parajes disfrutando de una diversidad natural que al resto se nos escapa. Dicen que la vida cambia en un instante, no hay verdad más cierta._MG_4349_2th_MG_4377_2th_MG_4372_2th